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4.2.3. Practica instrumental para discapacidad auditiva

Al lado de la ejercitación acústica que puede lograrse por medio de la música, está la educación rítmica como medio de educación y adaptación social. Esta educación desarrolla los reflejos sensoriales y motores, así como su capacidad perceptiva, su sensibilidad y su observación.

Las personas con discapacidad auditiva no son ajenas a la educación del ritmo, pues tienen bien desarrollados los sentidos del tacto y la vista, que les ayudan a alcanzar el equilibrio físico, la noción del tiempo rítmico y la actuación. Para Carmen Di’Marco, (1980) las personas con limitación auditiva perciben la música a través del tacto, y además de representarles placer, les facilita la actuación rítmica. Pero es común la creencia según la cual estas personas no pueden escuchar la música, ni desarrollar el sentido del ritmo; en los casos en que se cree posible que las personas con discapacidad auditiva logren estos objetivos, es común que no se encuentre el programa adecuado con las recomendaciones metodológicas necesarias para su efectivo desarrollo.

Las personas con discapacidad auditiva manifiestan su mundo interior a través de su expresión corporal, lo que resulta bastante útil para el trabajo rítmico e instrumental. La ausencia del estímulo sonoro puede ser reemplazada por una práctica corporal y verbal de ritmos, de forma que puedan expresarse, con el cuerpo o con la voz, los matices de una frase rítmica.

El ritmo es un elemento fundamental en la experiencia perceptiva, lo cual contribuye en el desarrollo progresivo de los sentidos, emociones y sensaciones, permi¬tiendo desarrollar la expresión corporal, la motricidad, la atención y el desarrollo integral. En este sentido es importante trabajar con las percusiones corporales por imitación y por vibración. Es necesario utilizar sonidos graves que permitan ser reconocidos por los estudiantes y percibidos por todo su cuerpo; se trabaja entonces por imitación visual y sensorial.

Para complementar la propuesta metodológica, es recomendable el uso de la lengua de señas como medio de comunicación y estrategia didáctica. Esta grafía tiene una relación espacio-temporal con la dirección gestual de las acciones. Grafía y seña son un mismo código para ser decodificado por los instrumentistas y manifestarse finalmente en la vibración de los cuerpos sonoros, generando el fenómeno musical en los montajes de las canciones.

La grafía se relaciona con el cifrado convencional de la música asociado a las letras A, B, C, D, E, F y G, y a su vez se relaciona con las señas convencionales según la lengua de señas colombiana avalada por el Ministerio de Educación a partir de la institución INSOR8.

Figura 23. Alfabeto dactológico universal y equivalencias al cifrado convencional de la música.

Fuente: Estrategias pedagógicas para la discapacidad auditiva (Tesis de Maestría). María Cecilia Tamayo Buitrago, 2015.


Esta relación de las notas se aplica para el instrumental básico de placas, como sistros, xilófonos, metalófonos y marimbas. También se puede aplicar en la percusión menor y la percusión en congas, bongós, tamboras, alegres, llamadores y percusión menor. A propósito de los instrumentos, es importante que los montajes musicales sean graduales en interpretación, hagan uso de un repertorio de la región que apele a las identidades de las personas y contribuya a la apropiación contextual.

Figura 24. Trabajo musical con niños, niñas y jóvenes en situación de discapacidad.

Fuente: Ponencia II Congreso Iberoamericano de Discapacidad María Cecilia Tamayo, 2012.


La “comunicación aumentativa” se propone encontrar otras maneras para ayudar al niño, joven o adulto a comunicarse. Las personas con discapacidad necesitan tener una manera de entender lo que las demás personas están expresando, así como una forma de expresarse de manera que otros puedan entenderle. Hablar y utilizar el lenguaje de señas, señales de comunicación con personas con síndrome de Down y la comunicación directa con los niños y niñas, jóvenes y adultos invidentes, son acciones que permiten que el conocimiento se adquiera con mayor compresión y, en el caso de la música, se apliquen estrategias de adaptación curricular para llegar a realizar los montajes rítmicos, melódicos y armónicos con un resultado que puede generar el respeto por la diferencia y cambios de paradigmas inigualables.

Figura 25. Vías ampliadas de comunicación en personas con discapacidad.

Fuente: Ponencia II Congreso Iberoamericano de Discapacidad María Cecilia Tamayo, 2012.


Algunas pautas metodológicas

Para el trabajo con población con discapacidad, es importante:

En el aspecto educativo, el MEN9 plantea que, en Colombia 12 de cada 100 niños presentan una condición que limita su aprendizaje y participación. De los que solo tres asisten a la escuela, sumándole a esto, que se cuenta con pocos establecimientos y recursos para la atención educativa lo cual imposibilita ofrecer una formación integral con calidad y cobertura total a la población en edad escolar (2007, p. 13).

Esto podría ser un indicativo que la oferta para la inclusión de estas personas no ha sido suficiente para atender a su condición, dando pie a que se complejice aún más el problema que hoy vive la sociedad respecto al cambio de paradigma desde la integración a la inclusión: que los niños, niñas, jóvenes y demás personas aún no pueden acceder al sistema educativo y cultural sin ninguna restricción; que las políticas públicas sean verdaderamente acogidas por las instituciones, quienes tienen el deber y la obligación de atender a las personas con discapacidad, garantizándoles el derecho a la educación.

En este sentido es importante que exista un equipo de apoyo terapéutico que incluya psicólogo, terapeuta ocupacional, médico general y/o especialista, psiquiatra, traductor de lengua de señas e instructor en braille, que permita tener un diagnóstico inicial, realizar un plan de atención y efectuar un seguimiento de sus avances a partir de la inclusión en la escuela de música.

En este sentido, Meléndez (2002) expone:

(…) la diversidad es una condición de la vida en comunidad, cuyos procesos vitales se relacionan entre sí y se desarrollan en función de los factores culturales de un mismo ambiente, donde, tanto relación como variedad, aseguran y potencian la vida de todos los habitantes de esa comunidad. (p. 3)
  • Representación del sonido con materiales didácticos para invidentes, sordos y personas con síndrome de Down.

  • Ejercicios de independencia de las manos. Inclusión de lengua de señas, interpretación rítmica corporal y percepción corporal.

  • Improvisaciones vocales a partir de patrones dados. Práctica de canciones con acompañamiento del gesto y del movimiento.

  • El cuerpo y los instrumentos: posibilidades sonoras del cuerpo y posturas corporales para la interpretación.

  • Instrumentos sencillos e instrumentos corporales: sonidos emitidos por instrumentos de pequeña percusión y por las distintas partes del cuerpo.

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